El depósito lacustre descubierto en 1857 en La Tène (Neuchâtel, Suiza) no tardó en convertirse en uno de los yacimientos más importantes de la arqueología celta europea. El trabajo realizado desde finales de la década de 1990 acerca de las colecciones de objetos hallados en el mismo permite atribuir la mayoría de las cuatro mil quinientas piezas identificadas –principalmente armas de hierro–, a un único conjunto y, por lo tanto, reconstruir lo que originalmente fue un gran trofeo erigido en la orilla cercana a la desembocadura del río Thielle, alrededor del año 200 a. C.
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