Madrid, España
El surgimiento de oppida fortificados ocurre en el mundo celta continental a partir del último cuarto del siglo II a. C., y su función sería más la de resistir asaltos ocasionales y disuadir de intentos de asedio, más que resistir uno en toda regla. La forma celta de hacer la guerra se basaba más en la incursión y la batalla en campo abierto, de manera análoga a las sociedades del Mediterráneo antes de que, en el siglo IV a. C. en Grecia y en el siglo III a. C. en Italia, determinados cambios en la sociedad y en la guerra imprimieran lo que podemos denominar un “giro poliorcético”. En el ámbito celta no se habían producido estos cambios, y solo de la agresión romana surgiría la necesidad de defensas más eficaces.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados