La opinión tradicional consideraba que el trabajo femenino en la época medieval era un trabajo poco remunerado, restringido únicamente a los sectores textil y alimentario y, generalmente, dependiente del trabajo del marido, al margen de los gremios.
Por el contrario, un corpus considerable de pruebas resultantes de investigaciones sobre documentos italianos y europeos del siglo XIII hasta finales del siglo XV, demuestra que durante las centurias bajomedievales en varios países europeos el trabajo femenino se empleaba en casi todos los campos de actividad, incluidos los edificios, las minas, el procesamiento de la sal. Los salarios de las mujeres eran proporcionales a su capacidad real y no estaban condicionados por el sexo.
En muchos casos, las mujeres conseguían mantener a toda la familia (o saldar las deudas del marido) con su propio trabajo. Además, algunas mujeres vendían sus vestidos y joyas para obtener capital con el que fundar una empresa. Las señoras de la nobleza se dedicaban a trabajos muy diversos, como la organización de talleres de bordado, la gestión de minas y saneamientos, el establecimiento de lecherías o la dirección de hostales.
Las mujeres mostraban una notable habilidad en la organización del trabajo a pesar de la enorme variedad de sus tareas y preferían estar fuera de los gremios; por otro lado, las corporaciones de oficios toleraban este tipo de trabajo en negro, pero intentaban obligar a las mujeres a estar registradas cuando se necesitaba un control especial.
El aprendizaje femenino era a menudo informal, pero en determinados casos se desplazaba cuando las trabajadoras necesitaban demostrar su capacidad en algunos trabajos, como la fabricación de materias primas preciosas. En otros casos, los gremios obligaban a las mujeres a estipular un contrato de aprendizaje por escrito, sobre todo en los ámbitos de la salud pública, por ejemplo, para amasar pan.
The traditional opinion considered female labour in medieval age low paid work restricted to textile and feeding fields only and generally dependent on husband’s work, outside of guilds.On the contrary, a considerable body of evidence resulting from researches on Italian and European documents of XIII century up to the end of XV century, shows that during XIII, XIV and XV centuries in several European countries female work was employed in almost all fields of activity, including buildings, mines, salt processing. Women’s wages were proportional to their real capacity and were not conditioned by gender.In many cases women succeeded in supporting the whole family (or discharging their husband’s debts) by their own work. Moreover some women sold their dresses and jewels to obtain capitals in order to establish a firm. Noblewomen were involved in very different jobs as embroidery workshops organization, mines and reclamation management, dairy establishment, hotel management.Women showed a remarkable ability in work organization in spite of the enormous variety of their tasks and they preferred to be outside of guilds; on the other hand guilds tolerated this type of black work but tried to compel women to be registered when a special control was needed.Female apprenticeship was often informal but in particular cases it was displaied when workers needed to demonstrate their ability in some jobs such as precious raw materials manufacture. In other cases guilds obliged women to stipulate a written apprenticeship contract, particularly in public health fields, for example to knead bread.
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