A la editora, Como enfermera académica que sobrevivió al trágico terremoto en mi ciudad, he sido testigo de los desafíos y de los beneficios de la enfermería en una zona de desastre. A medida que el suelo tiembla y las estructuras se balancean, los momentos se convierten en eternidad. En medio del caos y de la destrucción, solo unos pocos, en las zonas afectadas por el terremoto, son los que avanzan hacia el peligro. Estas personas prestan apoyo y consuelo. En este caso, se les confía un inmenso deber de atender a los afectados por el desastre —el de las enfermeras. Pero su responsabilidad va más allá de la asistencia física, ya que estas propias enfermeras también experimentan miedo y trauma al haber sobrevivido a tales eventos. Estos profesionales sanitarios se mantienen firmes en medio del sufrimiento y son pilares de fortaleza en los que otros pueden apoyarse…
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados