En el artículo se constata la necesidad de desarrollar la capacidad de alegrarnos por el otro. Es evidente que es posible (y deseable) experimentar alegría a través de la felicidad ajena puesto que provoca en nosotros valiosos beneficios. Mirar y agradecer lo valioso de la otra persona nos permite construir relaciones más positivas y significativas, basadas en el respeto, la gratitud y la valoración mutua. También contribuye a nuestro propio crecimiento y desarrollo personal al ampliar nuestra perspectiva y aprender de las cualidades y habilidades de los demás.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados