Por mucho que a uno le expliquen el tiempo que debieron dedicar los incas a observar el cielo, cuesta creer que éstos fueran capaces de calcular los ciclos solares y dominar el calendario. Basta con pensar en la intihuatana de Machu Picchu, aquel misterioso monolito que les anunciaba el año nuevo durante el solsticio de invierno, para preguntarnos cómo demonios lograban orientarse con tanta precisión.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados