No existe operación política del tipo de la incorporación de España a la OTAN, que no implique repercusiones económicas. La defensa nacional siempre es cara, como acabamos de ver, en los dos artículos anteriores, y en este caso un despliegue importante frente al esfuerzo bélico de la Unión Soviética y sus aliados resulta, de modo obligado, muy costoso. Pero no es igualmente costoso para todos, y lo que ahora interesa es conocer si lo que se va a solicitar de España es tolerable o no para nuestra economía.
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