El último informe del Banco Mundial sobre las deudas de los «países en desarrollo» publicado el 13 de diciembre de 2023[1], da cuenta de una realidad alarmante: en 2022, el conjunto de los países en desarrollo gastaron una suma récord de 443.500 millones de dólares para asegurar el pago de su deuda pública externa. Para ese mismo año 2022, los 75 países de bajos ingresos que tienen acceso a los créditos de la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA), la institución del Banco Mundial que concede créditos a los países más pobres, pagaron a sus acreedores una suma récord de 88.900 millones de dólares. La deuda externa total de esos 75 países alcanza la suma récord de 1,1 billones de dólares, o sea más del doble de la alcanzada en 2012. Según un comunicado del Banco Mundial, entre 2012 y 2022, en esos países la deuda externa aumentó un 134%, un porcentaje superior al del aumento de su Producto Nacional Bruto (PNB), que fue del 53 %.
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