Hablar de la Vida Religiosa como vocacionada a ser artesana del cuidado invita a bucear sobre el fundamento teológico de esa vocación: el Dios que cuida. La presente refl exión intenta explicitarlo a través de la contemplación de dos fi guras: Jesús de Nazaret y Francisco de Asís. Nos acercaremos a Jesús contemplado como la encarnación de un Dios que se muestra solidario con los que necesitan cuidado y que, luego, reclama ese mismo cuidado dada su identifi cación vicaria con los sufrientes. Y, luego, Francisco de Asís quien, a través de su praxis de misericordia con los leprosos, se descubre que siempre ha estado cuidado por su Dios PadreMadre, que lo invita a seguir cuidando sobre todo a lo más débil. En el atardecer de la vida, seremos examinados… ¡en el cuidado!
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados