Desde la óptica de la seguridad y la garantía que ofrece a los inversionistas tanto nacionales como extranjeros el arbitraje en el Perú va por buen camino. Sin embargo, hay dos factores que de alguna forma deben regularse y/o mejorarse: el primero de ellos es el elemento humano, pues los árbitros deben ser además de imparciales, justos y muy éticos, lo que exige que cada institución cuente con un código de ética; el segundo factor se relaciona con el hecho de promover y fomentar los arbitrajes institucionales en centros que estén debidamente organizados y acreditados, buscando siempre la manera de hacer que, en la medida de lo posible, los costos y los gastos del arbitraje sean cada vez menores.
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