A Madrid le está saliendo una torre. En pleno nuevo centro de la ciudad está empezando a crecer el que será el edificio más alto de Europa: 150 metros de verticalidad hacia el cielo, repletos de oficinas, que pondrán la última pieza en el rompecabezas de Azca, convertido en diez años en la "city" madrileña, sede de centenares de empresas españolas y multinacionales dispuestas a pagar millones de pesetas por cada mes de alquiler a cambio de la imagen de prestigio que da este escenario de cristal y acero y de las posibilidades que la electrónica ofrece en la organización y en la seguridad del trabajo.
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