El salmo 16 constituye un diálogo gozoso con Dios, expresado en términos de cuño sacerdotal. Acaso sea preferible catalogarlo como un himno de confianza en Dios, vertebrado en un doble movimiento: Dios protege a su siervo fiel, quien a la vez es consciente de que le preservará de la corrupción eterna.
El léxico de que se componen los primeros versículos sugiere la antigüedad del escrito, que ulteriormente pudo haber sido reelaborado por un sacerdote o levita.
De ser cierta su antigüedad, estaríamos ante un indicio de que la doctrina del “anima separata” no es necesariamente un fenómeno postexílico.
Psalm 16 is a joyful dialogue with God with some priestly elements.
Maybe it is preferable to call it a song of trust in the Lord in a double movement: God protects his faithful servant who at the same time is conscious the Lord will save him from eternal destruction. The lexical elements of the first verses invite not to discard the ancient origin of psalm 16 which could have been elaborated later by a priestly author. This antiquity proves the idea that the soul separated from the body after death is not necessarily a postexilic phenomenon.
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