Hunter S. Thompson decía que en esta sociedad el único delito es que te atrapen. Y a mí me atraparon. En domingo. A las diez y media de la noche. A media cuadra de mi departamento.
Me detuvieron por la espalda. Me acusaban de haber orinado unos metros atrás. ¿Ven ese edificio que está en la esquina?, les dije. Pues ahí vivo yo. No estoy tan pendejo como para arriesgarme a mear si me encuentro a treinta pasos de mi domicilio. Te tomamos una foto, me dijo uno de ellos. Muéstramela, le exigí. Sacó su celular y me enseñó la foto de un árbol. Ahí miaste, dijo triunfante. Antes de que pudiera alegar que los ciudadanos estamos hartos del acoso policial, me esposaron y me subieron a la patrulla. Quince minutos después ingresé a los separos.
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