Los tímidos inicios de prosperidad general que se observaban a finales de 1985, cristalizaron rápidamente gracias a la acción coordinada de cinco elementos: la baja en las materias primas; la baja en los precios de los artículos energéticos, sobre todo en el petróleo; la disminución de la cotización del dólar; el deshielo en los tipos de interés, y finalmente la marcha, a velas desplegadas, de la Bolsa del mundo entero.
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