La guerra es tan antigua como la humanidad, donde la comunicación adquiere tanta importancia como los ejércitos tradicionales. Internet imprime un sello de novedad. Proscrita en Occidente la palabra guerra ―se pretende sustituir por el concepto abstracto de competencia estratégica―, los dominios no físicos del conflicto adquieren un papel protagonista. Se pretende analizar el concepto de desinformación como arma del dominio informativo. La metodología seguida ha sido la revisión bibliográfica sobre los tópicos guerra, desinformación, guerra híbrida y todos los contenidos periodísticos que analizan la nueva incorporación de los ataques informáticos por parte de los ejércitos. En los resultados se exponen los mecanismos que están implicados en la desinformación en la guerra, algunos de los empleados históricamente por la Unión Soviética (URSS), hoy Rusia, en el conflicto bélico en Ucrania y las respuestas preventivas de los países con agencias específicas que intentan contrarrestarlos. El uso de algoritmos, la manipulación de sitios web de usuarios con contenidos diseñados por el subversor, la diseminación masiva de noticias falsas y narrativas usando programas de ordenador (bots) o hackers humanos que se desarrollan como usuarios (trols) hacen un conjunto multiplicador de fuerza que no solo se consigue con el ejército tradicional. Se concluye que la desinformación se ha establecido como mecanismo de guerra especialmente en el siglo xx y, en la actualidad, con la digitalización, el fenómeno de la guerra se presenta de una forma aséptica, esterilizada, deshumanizada y cibernética.
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