El concepto de mal, en cuanto intentamos acotar sus determinaciones, constatamos que no es sencillo: es tan amplio como el de bien, o como los conceptos de vida y muerte. Es cierto, además, que no es un concepto secundario, sino que va unido a su contrario y se presenta como alternativa a él: elige tu camino, el bien o el mal... Pero, ¿qué bien? ¿Qué mal? La cuestión existencial es vital: ¿qué escoger para nutrirse y no envenenarse, para protegerse u orientarse? ¿Qué dirección, qué camino tomar?
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