Occidente parece haberse lanzado, por fin, a la caza de los grandes "capos" del terrorismo mundial. Tras el "raid" norteamericano contra Libia, y la firme condena de los "siete grandes" al régimen del coronel Gadafi, los estrategas europeos, norteamericanos e israelíes de la lucha antiterrorista parecen dirigir sus puntos de mira hacia el presidente sirio, Hafez el Assad. Sin embargo, el autodenominado "león de Damasco" se presenta como un objetivo mucho más difícil de alcanzar que su "hermano" de Trípoli.
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