M. C. Carballal Balsa, Montserrat Cendán Verés, Mª Asunción Raposo Rodríguez
El grupo tiene una sabiduría propia para ver aquellos aspectos, de los que la persona por sí misma, no es consciente. Reflejando así esos puntos ciegos que todos/as tenemos y ayudando a poder ver más allá. Denunciando estos aspectos, apoyándolos o reflejándolos.
Ese es el poder del grupo que queremos poner de manifiesto y siguiendo a Salva Polunin, Clown, pensamos que cuanto más se crea, menos se destruye.
Por eso la cantidad de trabajo creador disminuye la cantidad de trabajo de destrucción. Si tú con tu arte, que es creación, cautivaste a unas cuantas personas, éstas empezarán a levantar el mundo en lugar de hundirlo. La cantidad de gente cautivada es la fuerza positiva que aporta la creación. El grupo ofrece un espacio seguro donde poder experimentar y explorar, con ayuda de los/as demás compañeros/as y la persona que lo lleva, nuevas formas de relacionarse con el mundo y con si mismo/a. Formas más auténticas, con las que, a pesar del miedo e inseguridad iniciales, poder sentirse más en consonancia.
El apoyo y soporte que brinda el grupo, genera una red donde cada integrante puede sentir acompañamiento, comprensión, escucha, respeto y apoyo en su experiencia. Cuando una persona se siente acompañada puede realizar un camino con más luz, la que le brindan los/as que van a su lado.
Objetivos: Analizar a través de técnicas psicodramáticas como cada participante concibe el proceso del poder creativo grupal.
Metodología: A partir de las premisas que planteamos anteriormente y respetando la espontaneidad se plantea el taller desde el esquema de la Escuela Argentina de Psicodrama: tres contextos (social, grupal, dramático), cinco elementos (protagonista, escenario, director, yo-auxiliar, auditorio) y tres etapas (caldeamiento, dramatización y comentario).
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