La situación de pandemia COVID19 supuso una limitación de relaciones sociales, suponiendo un riesgo para la salud mental de la población. Además, limitó la posibilidad de empleo y mermó los ingresos de muchas familias. Así lo muestra el índice de riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE), que se sitúa en niveles próximos a los de la crisis de 2008, con un 27,80% de población que se encuentra en situación AROPE en el año 2021. El objetivo de este trabajo de investigación es detectar las variables de empobrecimiento que han condicionado el empeoramiento del estado de ánimo tras el periodo de confinamiento. Se ha analizado una muestra representativa de la población residente en España a través de los datos EINSFOESSA 2021. Se ha trabajado a través de un modelo de regresión logística binaria, siendo la variable dependiente el empeoramiento del estado de ánimo, y las independientes aquellas relativas a la situación económica de las familias. Los resultados muestran que las variables relacionadas con procesos de empobrecimiento han tenido un papel significativo en el deterioro del estado de ánimo de la población. Cabe concluir que el riesgo de pobreza y exclusión social es un factor determinante para la salud mental, por lo que las políticas de renta han de comprenderse como elemento esencial entre las medidas de salud pública.
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