En la idea que Jorge Eielson tiene del arte, "decir" no es necesariamente "comunicar". Así lo expresa en uno de sus últimos escritos, que se constituye en una suerte de legado artístico y de arte poética de toda su obra, tanto la de estirpe verbal como no verbal. En efecto, en "La escalera infinita" -texto escrito originalmente en italiano en diciembre de 1998- Eielson señala: "Es por eso que sobre he recurrido a la poesía escrita -que circunda más estrictamente el silencio del decir, del escribir y de la lectura misma- y a las imágenes abstractas, que no comunican explícitamente nada sino más bien algo que va más alla de todo lenguaje, y que, por lo tanto, aun si quedamente, está diciento mucho". En tal sentido, estamos pues en lo de "poesía no dice nada / poesía se está callada / escuchando su propia voz". de Martín Adán, con quien el poeta Eielson, dicho sea de paso, tiene muchas afinidades, tal vez poco o nada resaltadas por la crítica literaria.
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