Tres delitos, tres, cometió Óscar Alzaga después del 22-J. Delito primero: decir "hemos perdido las elecciones... pongo mi cargo a disposición del partido". Delito segundo: "Reflexionemos ¿por qué hemos perdido? y ¿cómo podemos ganar la próxima vez?". Delito tercero: pedir un grupo parlamentario para él y sus democristianos. Los más suaves le tildaron de esperpéntico catastrofista. Los más correosos, de aprovechón rupturista...
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