La política produce náufragos. Todos los procesos electorales, indefectiblemente, provocan la jubilación -cuando menos temporal- de un puñado de candidatos que confiaban en conquistar su escaño. En 1982, UCD y el Partido Comunista estuvieron llenos de víctimas ejemplares. Cuatro años más tarde la suerte ha estado más repartida: once primeros espadas de cinco partidos distintos se han quedado sin acta de diputado.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados