La implicación de funcionarios del Cuerpo Superior de Policía en el robo a una sucursal madrileña del Banco Español de Crédito, con unos 1.200 millones de pesetas de botín, ha sido revelada al mismo tiempo en que se hacían públicas unas estrechas relaciones de amistad entre un traficante de drogas detenido en Málaga y algunos jefes policiales. La integridad de la Policía española -y también de la propia política policial- está sobre el tapete.
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