Una serie de acontecimientos jurídicos, en el terreno siempre apasionante del derecho penal financiero, han puesto de nuevo ante nosotros el caso de Banca Catalana. No es éste el terreno en el que pueda yo aclarar algo las cosas. Los discípulos de aquella escuela que tiene sus raíces en el eminente Luis Jiménez de Asúa, y en la que floreció la estrella de Antonio Rodríguez Sastre, acabarán por decir sobre esto cosas muy sabrosas. Yo habré de reducirme a su vertiente económica.
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