Como nuevos ricos de la democracia, la familia Guerra veranea a la altura de las circunstancias. Dos chalés, en Cádiz y Menorca, continuos viajes, líneas telefónicas especiales, abundante parafernalia de seguridad... Visitamos ambos lugares para contarles esos pequeños detalles que normalmente no salen a la luz pública, como el temor, casi obsesivo, de que alguna banda terrorista secuestre al pequeño Pincho, el hijo primogénito del vicepresidente.
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