El decrecimiento no es una opción, forma un paquete con el sistema económico y el modelo social, la existencia de límites pone un tope al crecimiento. La única opción está en el cómo de ese decrecimiento. Iremos hacia un decrecimiento impuesto, en guerra competitiva por los recursos, con una sociedad cada vez más desigual y en la que impere el sálvese quien pueda, si no somos capaces de impulsar un decrecimiento voluntario, sensato y humano, en el que el buen vivir no equivalga a incrementar el consumo. Mejor no es igual a más.
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