Este artículo examina una maqueta poco conocida que documentaba los bombardeos de la aviación fascista italiana contra Barcelona durante la guerra de España. Los maestros yeseros Pere Sunyer Olivella y su hijo Pere Sunyer i Julià la crearon para la “Exposición circulante”, que se inauguró en Barcelona a finales del verano de 1938 y fue organizada por el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Tras Barcelona, el Comissariat tenía previsto mostrarla en otras ciudades europeas, particularmente en Ginebra, sede de la Sociedad de las Naciones, donde se seguía disputando si la comunidad internacional debía auxiliar o no a la España republicana. En el momento de la exposición, la destrucción de la guerra total se debatía en la esfera pública como una destrucción de nuevo tipo; asimismo, representar esa destrucción a través de una maqueta era también relativamente novedoso. Este artículo reconstruye la historia de la maqueta e interviene en debates contemporáneos en torno a la percepción de la destrucción como escombro versus la percepción de la destrucción como ruina. Argumenta que los organizadores de la exposición esperaban que la maqueta articulara dialécticamente ambas significaciones: la materialidad del escombro y la transcendentalidad de la ruina. Tenían un fin propagandístico, sobre todo en vistas a la exposición en Ginebra: buscaban desacreditar el realismo político que defendía el Pacto de No Intervención con la realidad objetiva encarnada en la maqueta, que se presentaba simultáneamente como escombro (es decir, desescombrable y, por tanto, intervenible) y ruina (ruina moral, en el caso de que la posición de no intervención persistiera).
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