El aumento de la población urbana y la carencia de planeación en muchos países latinoméricanos ha puesto una fracción importante de su población en condiciones de riesgo ante los fenómenos naturales. Ante su entorno natural el hombre ha ido desarrollando actitudes que, pasando por el temor, la resignación y la protección, han llevado en países como Colombia a un equilibrio teórico expresado en la legislación territorial: el uso racional del medio ambiente, aprovechando recursos y respetando restricciones. Sin embargo aún falta mucho para que se pueda hablar de una cultura del riesgo, en particular en lo que concierne el conocimiento adecuado de la dinámica del paisaje en su versión modificada por el ser humano. Dicho conocimiento es indispensable, máxime en el momento actual en el que se hace realidad la perspectiva de cambios globales que pueden resultar ser cercanos. Se hace entonces necesario el monitoreo sistemático de los cambios en el uso de la tierra y de los procesos superficiales y subsuperficiales con el fin de documentar los efectos globales. Finalmente es importante una organización de las estrategias anteriores tanto a escala regional como nacional, así como un esfuerzo en los programas educativos con el fin de que los problemas del planeta reciban debida atención en el futuro.
In many latinoamerican countries, the increase of urban population and the absence of planning have exposed an important fraction of the population to natural risks. People’s attitude toward their environment has varied with time, from fear and submission to active protection. In a country as Colombia, a theoretical equilibrium has been reached through environmental law: rational use of the natural milieu, using resources but respecting restrictions. However much remains to be done to obtain a truly “natural risk culture”, particularly with respect to a sufficient knowledge of landscape dynamics after human intervention. This knowledge is indispensable, since mankind. presently facing the possibility of a global change on a short basis. Systematic monitoring of changes in land use and natural or modified surface or subsurface processes is thus necessary to establish the presence of global change. Previous strategies and a serious effort to foster related educational programs should be organised at regional and national scales in order to face the problems that the planet is suffering.
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