Los años ochenta, en lo que al mundo teatral se refiere, bien puede decirse que han estado iluminados por el regreso de un gran actor: Josep María Flotats, barcelonés de unos cuarenta y tantos años, figura de la Comèdie Française, cómico nuevo en la cima de su gloria. En Barcelona se ha hecho con el Poliorama, donde hoy se respira teatro, juventud y rigor.
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