Santiago de Compostela, España
Carlos Saura estrenó en 1981 "Deprisa, deprisa", su particular incursión en el cine de género, concretamente en lo que se conoció como cine quinqui, protagonizado por jóvenes delincuentes procedentes de los ambientes marginales situados en la periferia de las ciudades. En el punto final de la Transición, la desaparición del compromiso social y político derivada del llamado desencanto condujo hacia la apatía, la indiferencia y la ausencia de una visión de futuro entre estos jóvenes. Sin obligaciones ni convencionalismos y con la delincuencia como modo de vida, únicamente aspiran a conseguir inmediatamente lo que la sociedad de consumo les ofrece. A partir de aquí, el personaje de Ángela va asumiendo un mayor protagonismo, siendo la única capaz de imaginarse algo diferente. Los automóviles con los que realizan los atracos constituyen una expresión de libertad y la música que suena en cada momento contribuye a puntuar emocionalmente determinadas secuencias especialmente significativas.
Carlos Saura premiered in 1981 “Deprisa, Deprisa” his only foray into genre cinema, specifically into what was known as “quinqui cinema”, featuring young delinquents from marginal environments located on the outskirts of cities. At the end of the Transition period, the disappearance of social and political commitment resulting from the so-called disenchantment led to apathy, indifference, and the absence of a vision for the future among these young people. With no obligations or conventions and with delinquency as a way of life, they only aspire to immediately attain whatever consumer society offers them. From this point, the character Ángela begins to assume greater prominence, being the only one capable of imagining something different. The cars they use for their heists represent an expression of freedom, and the music that plays at each moment contributes to emotionally punctuate certain particularly significant sequences.
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