Redactada para propiciar que el poder establecido siga al mando, la Constitución tailandesa acaba de cumplir su cometido: al otorgar un peso desmesurado al Senado, una Cámara que no es elegida por sufragio, ha permitido la elección para el cargo de primer ministro de un líder político que no procede del partido que ganó las elecciones de mayo de 2023... Pero este tipo de apaño institucional pronto puede dejar de funcionar en Tailandia.
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