Fernando Suárez tiene cuello de cisne. Así que, de vez en cuando, se yergue como el periscopio de un submarino, otea el horizonte y vuelve a replegarse con cara de póquer. Se ha instalado en un entresuelo céntrico de una casa vieja, ha llevado allí su archivo, su secretaria, su teléfono y su "full" de ases, a la espera del desembarco de febrero. Lo que no está claro es que se atreva a jugarlo en el momento de la verdad. Quieren convertirle en el delantero centro de la derecha, pero, de momento, sigue jugando de defensa central. En esta entrevista ha conseguido despejar todos los balones.
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