El objetivo de este trabajo es una primera aproximación teológica al mensaje de María Teresa Desandais sobre el Amor Misericordioso en España. Considerada continuadora del mensaje de Santa Margarita María de Alacoque sobre la devoción al Sagrado Corazón, María Teresa pretendía impulsar una renovación espiritual e interior, esencia misma de la devoción al Sagrado Corazón. Juan González Arintero, teólogo espiritual, fue uno de los máximos divulgadores del mensaje, siendo la revista ¿La Vida Sobrenatural?, medio principal de difusión de los escritos de Desandais. El fin sobrenatural del hombre es convertirse en hijo de Dios. La filiación divina, y en concreto la infancia espiritual, es el punto de partida por el que el cristiano entabla la relación con Dios, por medio de Jesucristo. El Evangelio es el medio por el que el hombre conoce a Cristo, verdadero fundamento filial del ser y actuar de la persona. La Redención eleva al hombre a una vida íntima con Dios, a alcanzar su fin que es la vida eterna, por medio de los Sacramentos, alcanzando con la gracia y el esfuerzo personal la santidad a la que es llamado todo cristiano. La fe recibida por el Bautismo exige un comportamiento acorde con la propia identidad recibida. La vida cristiana engloba todos los aspectos de la vida del hombre, y a través de ella el hombre se asemeja cada vez más a lo que Dios quiere de cada uno. La caridad y el servicio a los demás marca la relación auténtica del cristiano. La plasmación de la caridad se refleja de manera más patente en el don del sacerdocio.
The objective of this work is a first approach to the message of María Teresa Desandais on Merciful Love, in Spain In continuity with St. Margarita María de Alacoque, María Teresa sought to promote a spiritual and interior renewal, which is the very essence of devotion to the Sacred Heart. Juan González Arintero, expert in Spiritual Theology, was one of those who spread this message the most, making these writings known principally through the journal «The Spritual Life» The supernatural end of man is to be transformed into a son of God, in Jesus Christ. Divine filiation –nad, more specifically, spritual childhood– is the starting point from which the Christian begins his relationship with God, through Jesus Christ. The Gospel is the means through which man gets to know Christ, the true filial foundation of the person’s being and action. The Redemption raises man to an intimate life with God, in order to reach his end, which is eternal life, by means of the Sacraments, attaining through grace and personal effort the holiness to which every Christian is called. The faith received through Baptism demands an attitude congruent with the identity receive. The Christian life covers all aspects of man’s life, and through it, man resembles more and more what God expects from each one. Charity and service to others mark the authentic relationship of the Christian. The expression of charity is reflected in a more evident way in the gift of priesthood.
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