Un cuarto en llamas es un espacio en continua transformación, pensado desde su uso, e intervenido mientras se habita. Las lógicas espaciales y materiales de esta arquitectura acompañan la producción cultural autogestionada de la comunidad de jóvenes que la habita.
Un cuarto en llamas, es un espacio de diálogo y creación cultural dirigido a un público joven interesado en las artes —especialmente la música, la poesía y la investigación en torno a la palabra— de Madrid. El proyecto, ubicado en la Sala Polivalente del antiguo cuartel del Conde Duque, es una iniciativa del Colectivo Masquepalabras y se gestiona en colaboración con una asamblea de jóvenes, que diseña una programación cultural independiente, albergando todo tipo de actividades de creación cultural, como conciertos, conferencias, talleres, performance, recitales de poesía, teatro, vídeo, debates, danza, streamings, etc.
La Sala Polivalente de Conde Duque es un espacio abierto de planta basilical definido por tres crujías de columnas de granito delimitadas por muros de ladrillo. Al tratarse de un edificio protegido, las intervenciones sobre la arquitectura preexistente están limitadas, quedando prohibida cualquier alteración de los elementos originales o la fijación de piezas mediante perforaciones y adhesivos químicos.
¿Cómo convertir la materialidad solemne de esta sala en un espacio de creación poética y artística? ¿Cómo transformar su rígida configuración en un lugar en construcción permanente que funcione como laboratorio y comunidad de comunidades? ¿Cómo hacerlo, además, sin alterar el edificio? Para responder a estas consideraciones, el proyecto desarrolla dos estrategias complementarias: el “Touchless design,” y el “Mobiliario Feat.” Desde la condición de partida de “touchless design”, se diseña un espacio con carácter escénico a partir de la mínima materia y peso posibles: la intervención debe hacerse sin tocar el edificio. Las pesadas columnas de granito se visten con forros de tela plástica translúcida de invernadero, degradada en rosas y con iluminación de neón, que dejan entrever lo que ocurre detrás, según las condiciones de luz cambiantes del espacio. Las nuevas columnas quedan suspendidas en el aire, mientras que un sistema de tensores apoyado en cuatro almohadillas de fieltro abraza el capitel en su parte superior, sosteniéndose en apenas 16cm2. En la parte inferior, cuatro pesas complementan el y estabilizan las piezas, cuyos laterales cosidos con cremalleras de tres metros de altura permiten ‘vestir y desvestir’ el espacio.
El “mobiliario feat”, toma su nombre de la abreviación de la palabra inglesa “featuring,” que se usa para indicar colaboraciones en creaciones musicales. Este sistema consiste en ocho mesas pensadas para combinarse y reorganizarse fácilmente. El mobiliario equipa la sala y la transforma, adaptándola a los diferentes usos y actividades. Durante las mañanas, las mesas configuran un espacio de trabajo colaborativo con ordenadores. Como las sillas tradicionales “tú-y-yo” donde dos personas conversan enfrentadas en diagonal. El mobiliario feat. se diseña como mesas “tú-y-yo-y-tú”, donde un total de tres personas pueden trabajar con el ordenador y conversar en diagonal. Esta operación de requiere un cambio de proporciones. La mesa se convierte en una pieza muy ligera y esbelta, equipada con puntos de luz, que permite trabajar en grupo de forma fluida sin que la visión del otro se vea interferida por las pantallas. La ligereza del mobiliario permite su fácil reconfiguración. Por las tardes, el mobiliario feat. se mueve por el espacio, convirtiéndose en mesas de d,j., soporte para sistemas de sonido, equipamiento para talleres, debates y conferencias, etc. En función de la carga que soporta la mesa, un sistema de pesos estabiliza la deformación que resulta de la gran distancia entre las patas y la delgadez de la plancha de madera.
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