El derecho penal (y la pena) es la más gravosa de las instituciones sociales a cargo del Estado. Es tal la gravedad de la intromisión estatal en la vida del delincuente, y la abrupta limitación de sus derechos fundamentales, que esta intervención, o castigo, debe ser rigurosamente justificada desde el punto de vista ético y racional, especialmente en un estado social o liberal y democrático de derecho. En este trabajo se reactualizan algunos puntos de la discusión tradicional y se los sitúa en la moderna perspectiva de la filosofía y de la teoría penal contemporánea. Finalmente, se sugieren algunas ideas que podrían contribuir a una integración y superación del viejo y tradicional diferendo entre «retribucionistas» y «relativistas».
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