¡Cuánta discreción sobre el triste fin de una carrera política! Willy Brandt ha tenido el privilegio final de un cauto silencio sobre un pasado oscuro y sobre unas actividades por las que nunca fue encontrado responsable, pero que seguramente figuran entre los episodios más graves de la historia europea contemporánea. Que la piedra en que ha terminado su accidentada carrera sea una joven griega tiene cierto sabor picante y algo de castigo bíblico: "Ya me comen, ya me comen, por do más pecado había", como dice el romance de don Rodrigo.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados