Antonio Hernández Mancha, cabeza visible del principal partido de la oposición, no ha querido ser un mero espectador del debate del "estado de la Nación". Y lo ha conseguido: su presencia en el hemiciclo -muda y estridente a la vez- y su réplica a Felipe González desde los pasillos del Congreso le han convertido, de hecho, en el gran protagonista del debate. Ha quedado patente que quiere unir su voz a las más críticas con el socialismo y que le sobra habilidad para la escaramuza. El desgaste del Gobierno, más patente a medida que avanza la legislatura, era un blanco perfecto. Hernández Mancha ha hecho gala de buena puntería.
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