Si existe una disciplina humana en la que la trascendencia de las implicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) sobre la misma puede suponer grandes repercusiones a modo de cambios personales, sociales o políticos de gran calado, es la referida al ámbito de la aplicación de las leyes de la justicia, en cuanto reflejo, por un lado, de uno de los tres poderes de cualquier Estado democrático (Poder Judicial) y como manifestación, por otro, de las decisiones últimas sobre los conflictos personales más importantes de las sociedades actuales mediante la aplicación e interpretación progresiva de las normas jurídicas que todos nos hemos dado. Por ello, el control, la regulación, las estrategias de configuración y los límites de los futuros (y presentes) sistemas de Inteligencia Artificial que se generen por la Inteligencia Natural (seres humanos) en relación con la administración de justicia deben ser lo suficientemente rígidos para impedir que el uso inadecuado de aquella suponga la mediatización de los responsables de la aplicación de las normas (jueces y otros operadores jurídicos) ya sea mediante la imposición de sistemas de IA previamente condicionados pro la selección de sus parámetros o mediante el condicionamiento posterior de los órganos judiciales a través del obligado uso de aquellos. La Inteligencia Artificial, al igual que la natural humana generadora de la misma, no siempre, por desgracia, se articulará para buscar buenos objetivos. En una frase a modo de resumen que se atribuye a Neil Jacobstein: "no es la inteligencia artificial lo que me preocupa, es la estupidez humana".
If there is a human discipline in which the significate of the implications of Artificial Intelligence (AI) can have personal, social, or political important changes, it is the one referred to the applications of laws and justice. On the one hand, as a reflection of one of the three branches of any democratic state and, on the other, as a result of the final decisions on the most important personal conflicts of current societies through the application and progressive interpretation of the legal norms that we have all given ourselves for this purpose. Therefore, the control, regulation, configuration strategies and limits of Artificial Intelligence systems that are generated by Natural Intelligence regarding the administration of justice must be sufficiently rigid to prevent a use aimed at the mediatization of those responsible for the application of the rules (judges and other legal operators) either through the imposition of previously conditioned parameters for artificial intelligence systems or through them. It must also be the result of a social consensus in which respect for human rights, user information and the maintenance of the human referent as an essential part of the gear prevail. Artificial Intelligence, like the natural human intelligence that generates it, will not always, unfortunately, be articulated to seek good objectives. In a summary phrase attributed to Neil Jacobstein: "it's not artificial intelligence that worries me, it's human stupidity".
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