El examen de conciencia es un ejercicio espiritual que debería redescubrirse. Es un análisis en oración y una reacción a nuestras acciones para identificar cómo podemos faltar a las enseñanzas de Dios; puede fortalecer nuestra relación con Él y ayuda también a discernir su voluntad en nuestra vida diaria. Implica reflexionar sobre las propias acciones, pensamientos y obras para identificar las áreas de la vida en las que está presente el pecado. También nos ayuda a identificar pecados individuales o patrones de pecados a los que podemos ser propensos pero que no reconocemos. Una conciencia sana y funcional debe estar bien formada, lo que significa que debemos cuidarla y asegurarnos de que la escuchamos cuando reflexionamos sobre nuestras acciones.
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