La gente de Reinosa, allá en el rigor del clima de la cornisa cantábrica, de la mano de la magia y de la pesadilla, cuenta las cosas que pasaron en el transcurso de poco más de un mes con un extraño estupor, como si no pudieran ser ciertas a pesar de haberlas vivido. En tan corto espacio de tiempo se han mezclado en el corazón de los reinosanos el valor y el miedo, el deleite y la indignación, el pasmo y el relampagueo. la lucha diaria contra la Guardia Civil transformó el vivir cotidiano en un aquelarre, en un canturreo de aparecidos.
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