Paseaban por los jardines de la Granja el francés Cheysson y el español Morán. Ambos, entonces, ministros de Asuntos Exteriores. Evocaban momentos tensos, a punto de la ruptura entre las dos naciones que representaban. Recordando cómo se había conseguido que Mitterrand desbloquease en Fontainebleau el punto-muerto de nuestra integración en la CEE, Cheysson se detuvo de pronto y, mirando de frente a Morán, dijo: "Usted y yo habremos hecho algo importantísimo para nuestros países; sí, pero... luego no se acordará nadie"...
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