Gothicus maximus. Por dos veces, 333/334 y 336, ostentó Constantino este título. No era un alarde menor, sobre todo si recordamos que, desde la década de 230, un siglo atrás, los godos se habían ido constituyendo como uno de los enemigos más sobresalientes y exitosos del Imperio. Tanto que, en 251, en Abrito (Hisarlak, cerca de Razgrad, Bulgaria) habían aniquilado a un gran ejército romano y dado muerte en combate al emperador que lo comandaba: Decio .
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