Durante las últimas décadas del siglo XIX Canarias asiste a la presencia de un gran número de viajeros, fundamentalmente ingleses. El victorianismo que vivía Gran Bretaña contribuyó mucho a ello dado al desarrollo de la tecnología a vapor. Los visitantes llegaban a las islas capitalinas, los de Gran Canaria permanecían en Las Palmas pero los de Tenerife se trasladaban al Puerto de Orotava (hoy de la Cruz). Aquí alquilan sus caballos o mulas con sus dueños que pagaban por horas o días, dependiendo de los lugares adonde se dirigían. Registraron en los diarios sus impresiones que luego publicarían en libros. El presente trabajo se ocupa de sus impresiones de las clases bajas.
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