El cristianismo es una vivencia de fe que no se puede entender sin la presencia de una comunidad que celebra, que comparte una misión, que mantiene la misma fe y en la que muchos de sus vínculos nacen precisamente del contenido de esa fe. Existen muchas formas de comunidad. Para que una comunidad transmita hoy la fe hay una serie de elementos que son imprescindibles: la existencia de formación de calidad, una dimensión celebrativa con sentido y apertura a la trascendencia, la vivencia del servicio, la existencia del vínculo del amor en algunas de sus formas, el testimonio de fe, diversidad de carismas y la eclesialidad.
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