Suzan-Lori Parks y Naomi Wallace, dos mujeres estadounidenses cuyos escritos para el teatro han sido reconocidos nacional e internacionalmente han recurrido a la noción de juego para explorar y socavar el carácter inextricable de las relaciones de poder que rigen su visión de América. Dado que el teatro consiste en el juego de la representación, los juegos ocupan una posición central en torno a la cual gira y se multiplica el significado en escena, infinitamente magnificado por la imaginación poética de Parks y Wallace. Por muy distantes y singulares que sean, sus voces resuenan profundamente en el paisaje estadounidense y más allá, haciéndose eco mutuamente de maneras que invitan a examinarlas correspondencias que hacen que sus obras estén relacionadas, en el sentido que Edouard Glissant dio al término, como totalidad que no excluye las diferencias, como un encuentro de pluralidades que es el terreno estable/inestable de los juegos, y de un lugar del que puede brotar una belleza infinita. The America Playde Parks y The War Boysde Wallace, ambas escritas a principios de los 90, evolucionaron a través de un proceso creativo que se alimenta de sí mismo en la ampliamente aclamad a Topdog/Underdog que le valió a Parks el Premio Pulitzer en 2002 y The Breach, que se presentó en el Festival de Teatro de Aviñón en 2019, ampliando la popularidad de Wallace en Francia. A través de un análisis comparativo de las poéticas en juego en estas cuatro obras, el objetivo de este artículo es acercar las voces de estas dos mujeres, poniéndolas en relación sin borrar sus particularidades para trazar los contornos de una “poética relacional,” por utilizar de nuevo la terminología de Glissant, que evoca más que explica, que resucita el pasado para reinventar nuestro presente y adivinar el futuro: un arte de adivinación
Two American women whose writings for the theatre have been both nationally and internationally recognized, Suzan-Lori Parks and Naomi Wallace have drawn on the notion of game-playing to explore and undermine the inextricability of the power relations that govern their vision of America. Because theatre is about playing, games occupy a central position around which meaning revolves and multiplies on stage, infinitely magnified by Parks’s and Wallace’s poetic imagination. As far apart and unique as they are, their voices deeply resonate with the American landscape and beyond, echoing each other in ways that call for an examination of the correspondences that make their plays related, in the sense Edouard Glissant gave to the term, of a totality that does not exclude differences, of a meeting of pluralities, which is the stable/unstable ground of games, and of a place from where infinite beauty can spring. Parks’s The America Play and Wallace’s The War Boys, both written in the early 90s, evolved through a creative process that feeds on itself into the widely acclaimed Topdog/Underdog that earned Parks a Pulitzer Prize in 2002 and The Breach, which was produced at the Avignon Theatre Festival in 2019, expanding Wallace’s popularity in France. Through a comparative analysis of the poetics at work in these four plays, the aim of this article is to bring these two women’s voices together, placing them in relation without erasing their particularities to delineate the contours of a “relational poetics,” to again use Glissant’s terminology, one that evokes rather than explains, one that resurrects the past to reinvent our present and divine the future: an art of divination.
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