Como es de amplio conocimiento, los matemáticos de todas partes han venido sufriendo un problema de imagen: lo que producen teóricamente se dirige por regla general a un pequeño grupo de entendidos que dominan el lenguaje especializado, mientras que lo que enseñan o publican se orienta a una gran audiencia lega que con frecuencia apenas se inicia en los misterios de la ciencia. Esto ha creado un fetiche aterrador con las matemáticas, como obstáculo casi infranqueable para adquirir otros tipos de conocimiento, lo cual es lamentable porque, si recordamos las reflexiones de Edmund Husserl en ese sentido, no puede haber real matemática sin referirla al contexto vital de donde surgen las cifras, porque detrás de todo número hay un ser humano que respira y siente.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados