Aunque lo llevamos a todas partes y a pesar de que nos contiene en cada situación, el cuerpo sigue siendo la materialidad a la que se le adorna. El presente escrito se se basa en realizar una crítica a la cosificación que el mundo contemporáneo le sigue dando al cuerpo a partir de cuatro apartados: el primer apartado aborda el tratamiento biomédico que se le ha dado al cuerpo desde la Educación Física en contraste con lo planteado desde la sociología y antropóloga contemporánea, en donde el cuerpo es reproductor y productor de subjetividades; el segundo apartado llama la atención sobre las formas que puede tomar el cuerpo al interior de diversos contextos sociales y culturales reflejando valoraciones positivas o negativas de sí mismo acorde a los consumos culturales; el tercer apartado establece los diferentes usos que se le han dado al cuerpo según los roles que se le asignan, todo ello sin escuchar con atención lo que el cuerpo tiene por decir, constituyendo de esta manera subjetividades subordinadas a los dispositivos de control/dominación; por último, se establecen prácticas por medio de las cuales se rescata al cuerpo como el primer territorio para el cuidado y conocimiento de sí.
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