“Bueno... pero ¿qué están dando?”. Dos preguntas que apuntan a uno de los consumos culturales más complejos de nuestro tiempo y que en nuestro caso involucran, de modo implícito, lo que como nacionales hacemos o dejamos de hacer en ese campo. En realidad, el peso del cine colombiano en ese par de interrogantes es casi inexistente. El cine nacional es, aún hoy, el azaroso anhelo de unas cuantas individualidades dispersas para cuya obra no existe el estímulo —comercial, legal— que como producto cultural y de masas debería tener. Para tratar de evaluar un poco los posibles factores que contribuyen al crónico estado embrionario del cine colombiano, analisis político ha reunido a cuatro realizadores bien conocidos en el medio: Carlos Alvarez, Sergio Cabrera, Carlos Duplat, Camila Loboguerrero.
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