Las universidades llegaron a América [....] como un producto experimentado y surgido del contexto histórico europeo. Fueron transplantadas y recibidasaquí junto con el poder real y con la cruz. Unas fueron autorizadas por el Papa, como las de Santo Domingo, Bogotá y Quito; otras por el Rey, como en loscasos de las universidades de México, Lima y Santiago de la Paz (Santo Domingo). Estas se ubicaron desde su propia instalación en el Nuevo Mundo entrelos poderes eclesiástico y real, como voluntad de esos poderes. (Brunner, J. 1990)
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