Se pasan la noche afilando el ingenio para inventar frases ocurrentes: algunos aprenden a bailar, otros se suben en barca de remos, los más audaces lidian becerros inofensivos o trepan por escaleras de cincuenta metros. Hay que demostrarle al pueblo valor y simpatía antes de pedirle el voto. La campaña electoral es como la carpa de un circo donde los candidatos ejercitan habilidades insospechadas. Del éxito depende su futuro. Y de su futuro, el de los demás.
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